Diezmo

El Diezmo en el Nuevo Testamento: La Viuda

Oración del Diezmo En AUDIO

Cristo no rechaza el diezmo pero enseña una referencia nueva: Dar ya no el 10% sino darse del todo por amor, sin contar el costo.

En ninguna de las cuatro veces que el diezmo aparece en el N.T. (Mt 23,23; Lc 11,42; 18,12; Hb 7,2-9) se nos enseña a guiarnos por esa medida. La Nueva Alianza no se limita a la ley del 10% sino que nos refiere al ejemplo de Jesucristo que se dio sin reservas. Jesús vive una entrega radical y nos enseña que debemos hacer lo mismo. El nos da el siguiente modelo:

Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: "Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir". -Marcos 12,42-44

La viuda en el Nuevo Testamento

El Corazón Traspasado de Jesús es el modelo de entrega total. Se entregó hasta la muerte en el Calvario, hasta la última gota de Su Preciosa Sangre. Jesús nos da Su gracia para saber dar y darnos como El se dio. Todo le pertenece a Dios y somos administradores de nuestros recursos según el Espíritu Santo ilumina la conciencia.

San Pablo enseña y vive la misma entrega radical:

Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza. -II Corintios 8,9

Y el deber de mantener a los ministros: "¿No sabéis que los ministros del templo viven del templo? ¿Que los que sirven al altar, del altar participan?" I Corintios 9,13.

Esta medida del NT ya estaba prefigurada en el Antiguo:

Eclesiástico 35,9

Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios.

El Nuevo Testamento

Es decir da como El te dió, ya no un por ciento sino según tus posibilidades.

La enseñanza de la Iglesia

Basado en las Escrituras, algunos escritores antiguos presentan la obligación de ayudar a la Iglesia como una ordenanza divina que obliga a la conciencia. Ya se legisló sobre la contribución a la Iglesia en la carta de los obispos reunidos en Tours (567) y en los cánones del Concilio de Macon del 585. Al principio la contribución se le pagaba al obispo pero mas tarde el derecho pasó a los sacerdotes parroquiales. Como es de esperar, hubieron abusos. Se le pagaba una porción a príncipes, nobles y eclesiásticos en cambio de protección y servicios. En el tiempo de Gregorio VIII se instituyó el "diezmo de Saladín" que debían pagar todos los que no participasen personalmente en las Crusadas para recobrar la Tierra Santa.

El Catecismo de la Iglesia Católica solo menciona el diezmo una vez, y esta en referencia a la responsabilidad del cristiano hacia los pobres, fundamentada ya en el Antiguo Testamento:

El Diezmo en el Nuevo Testamento

En el Antiguo Testamento, toda una serie de medidas jurídicas (año jubilar, prohibición del préstamo a interés, retención de la prenda, obligación del diezmo, pago cotidiano del jornalero, derecho de rebusca después de la vendimia y la siega) corresponden a la exhortación del Deuteronomio: "Ciertamente nunca faltarán pobres en este país; por esto te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquél de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra" (Dt 15, 11). Jesús hace suyas estas palabras: "Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis" (Jn 12, 8). Con esto, no hace caduca la vehemencia de los oráculos antiguos: "comprando por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias..." (Am 8, 6), sino que nos invita a reconocer su presencia en los pobres que son sus hermanos -Catecismo 2448-2449

La enseñanza del Catecismo sobre la obligación de ayudar a la Iglesia esta en el #2043:

El quinto mandamiento (ayudar a la Iglesia en sus necesidades) señala la obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades materiales de la Iglesia (cf. CIC can. 222) (Ver: los 5 mandamientos de la Iglesia)

En la actualidad la Iglesia mantiene la enseñanza Paulina sobre la obligación de los fieles de contribuir generosamente con las necesidades de la Iglesia según sus posibilidades, pero la manera en que lo hacen no esta definido por la ley. Algunos en la Iglesia recomiendan el diezmo, como una forma de establecer una contribución proporcional a las ganancias. Pero debe entenderse según el espíritu evangélico de una entrega de corazón por amor. Personas con recursos podrían dar mucho mas, mientras que para un pobre, dar el 10% podría significar negarle a sus hijos el alimento.

Debe entonces quedar claro que, al no precisar una cuota, la Iglesia no exime de la obligación de contribuir, al contrario, nos enseña que el cristiano debe dar a la medida de Cristo y por amor a El, según las necesidades de la Iglesia y sus propias posibilidades. Dar es una obligación y también un privilegio, un gozo, porque es parte integral de nuestra vocación de hacer todo para propagar su Reino de Dios.