Papa Honorio III

177-Papa Honorario III


Nació en Roma, Italia. Su pontificado empezó el 24 de julio de 1216 hasta el 18 de marzo de 1227

De nombre Cencio Savelli, fue canónigo de la iglesia de Santa María la Mayor hasta que, en 1188, fue nombrado chambelán del papa Clemente III y empezó a desempeñar el cargo de tesorero de la Iglesia Romana. Posteriormente, cuando en 1193 el papa Celestino III lo nombre cardenal diácono de Santa Lucía in Silice, continuará con el cargo de tesorero hasta que, en 1197, pasó a ser el tutor del futuro emperador Federico II.

El 13 de marzo de 1198, el papa Inocencio III lo nombró cardenal presbítero de la iglesia de San Juan y San Pablo, dignidad que ocupará hasta que, tras la muerte en Perugia de Inocencio III, los diecinueve cardenales presentes en dicha ciudad eligieron al anciano Cencio que será consagrado como Honorio III el 24 de julio de 1216.

La Quinta Cruzada

Papa Honorio III

El objetivo principal de su pontificado fue la realización de la Quinta Cruzada, que había sido decretada en el Cuarto Concilio de Letrán y que la muerte de Inocencio III había paralizado.

Para recaudar los fondos económicos necesarios estableció que tanto el Papa como los cardenales contribuirían a la causa, durante tres años, con la décima parte de sus rentas, mientras que el clero restante aportaría la vigésima parte.

A pesar de que la recaudación fue insuficiente y que el principal principe cristiano, el antiguo pupilo de Honorio y rey de Alemania, Federico II no cesaba de retrasar su participación en la cruzada , un ejército al mando del rey Andrés II de Hungría puso rumbo hacia Tierra Santa tomando, en 1219, la ciudad de Damieta en Egipto.

Honorio III, en un intento de que Federico II se uniera a las tropas cruzadas, le coronó emperador del Sacro Imperio Romano Germánico el 22 de noviembre de 1220 en una ceremonia celebrada en Roma.

Sin embargo, Federico siguió contemporizando en el envió de tropas, lo que unido a una desastrosa estrategia en Egipto, donde los cruzados habían rechazado un acuerdo por el que el sultán Al-Kámil ofrecía todas las posesiones musulmanas en Tierra Santa a cambio de que las tropas cristianas abandonaran Egipto optando por dirigirse a El Cairo para conquistarla provocó una gran derrota y la perdida , el 8 de septiembre, de Damieta de 1221 y el retorno de los cruzados a Europa.

Honorio no cejó, a pesar del fracaso de la Quinta Cruzada, en su idea de recuperar los territorios de Tierra Santa para la Cristiandad, y aprovechando que Federico II había enviudado, organizó el nuevo matrimonio del emperador con Isabel II que al ser heredera del reino de Jerusalen suponía un incentivo para su participación en la embrionaria Sexta Cruzada.

Se fijó como fecha de salida de las tropas imperiales el 21 de junio de 1225, pero nuevamente logró el emperador retrasar la salida, mediante la firma del Tratado de San Germano, en dos años.

Papa Honorio III

Este aplazamiento permitió a Honorio dirigir su atención a apoyar la cruzada contra los albigenses que, encabezada por el rey Luis VIII de Francia, tenía lugar en el sur de Francia y que provaría la toma de Avignon a pesar de las protestas de Federico II que la consideraba una ciudad imperial.

Honorio no podrá comprobar si el acuerdo se cumpliría por parte de Federico ya que falleció, el 18 de marzo de 1227, antes del cumplimiento del plazo de dos años fijado en el citado tratado.

Otras realizaciones

Honorio III impulsó, durante su pontificado, varias ordenes religiosas mediante la aprobación de sus respectivas reglas. El 22 de diciembre de 1216 aprobó la Regla de los Dominicos mediante la publicación de la bula Religiosam vitam; el 23 de noviembre de 1223 aprobó la Regla de los Franciscanos mediante la publicación de la bula Solet annuere; y el 7 de enero de 1226 aprobó la Regla de los Carmelitas mediante la publicación de la bula Ut vivendi norman.

Concedió asimismo diversos pivilegios a las dos principales universidades de la época, París y Bolonia, y ordenó mediante la bula Super specula que las diócesis alejadas de los grandes centros de saber debía sostener a los estudiantes destacados en las materias teológicas.