POR LOS CAMINOS DE LA PAZ Y LA ESPERANZA

 Qué Alegría cuando me dijeron, vamos a la Casa del Señor….

Ya están pisando nuestros pies Jerusalén. ….

Muchas veces han resonado en nuestros oídos estos versos del salmista al referirse a Jerusalén, la ciudad santa. Y al comenzar nuestro caminar por la tierra que mana leche y miel, por la tierra de nuestros antepasados en la fe, por la tierra de la fe y la esperanza, podemos tomar prestadas estas mismas palabras y cantarlas al dar comienzo a nuestro recorrido, que culminará  precisamente en la Ciudad Santa. Vamos a comenzar nuestro caminar llenos de alegría y esperanza.

 

Empezamos nuestro recorrido por las calles de Yaffo, la antigua Joppe del Libro de los Hechos de los Apóstoles, cargada de historia y de años. Nos cuenta el Libro de Jonás que de este puerto sale hacia Tarsis a cumplir la misión divina de llamada al arrepentimiento. Romanos, Griegos, Turcos, franceses la utilizarán como puerto de entrada en la costa de Palestina. Va a ser aquí donde el apóstol Pedro va a resucitar a Tabita y donde va  a tener la visión de los animales puros e impuros que nos narra el Libro de los Hechos de los Apóstoles: Hechos 10, 11-16

 

Continuando por la carretera de la costa llegamos a Cesárea. Esta ciudad, construida por Herodes el Grande  sobre los restos de una pequeña ciudad fenicia llamada Torre de Estraton, va a ocupar un destacado lugar en  la vida del pueblo judío y en la naciente comunidad cristiana. Después del año 6 de la era actual, se va a convertir en la sede de los procuradores romanos que administran la Judea. En el año 66, debido a enfrentamientos entre judíos y griegos, comienza la revuelta judía que culminará el año 70 con la destrucción de Jerusalén. Vespasiano, enviado a sofocar la rebelión, será proclamado emperador en esta ciudad, a la cual le dará el nombre de Colonia Prima Flavia Augusta Cesárea.

El evangelio es predicado en esta ciudad por Felipe, y va a ser el lugar donde el evangelio se va a predicar a los gentiles de boca del propio Pedro. En la corte de la ciudad se va a intentar juzgar al apóstol Pablo, el cual hará valer sus derechos de ciudadanía romana y apelará a Roma. Dos años permanecerá encarcelado en la ciudad esperando ser llevado a la ciudad imperial. Desde los primeros momentos de la cristiandad gozó de importancia la ciudad, hasta el punto de llevarse a cabo en el año 195 un concilio que determinó que la Pascua cristiana se debe celebrar siempre en domingo. Orígenes, uno de los grandes escritores del cristianismo primitivo, va a trasladar a Cesárea su Escuela Bíblica. Va a componer aquí la primera edición políglota de la Biblia, la Exapla. Y el primer historiador de la Iglesia, fue obispo de esta diócesis. Siendo el responsable de la misma escribió dos libros que son dignos de mencionar, uno es el ONOMASTICON, que es la primera geografía de los santos lugares y el otro lo es LA HISTORIA ECLESIASTICA,. Entre los restos que nos hablan de un pasado esplendoroso en esta ciudad destacan su anfiteatro, su hipódromo, su acueducto, pero sobre todo una pequeña lápida de piedra que tiene la siguiente inscripción: “Tiberio: Poncio Pilatos, prefecto de Judea”, siendo este testimonio el único que poseemos de la existencia de Pilatos fuera de los textos del Nuevo Testamento.

De Cesárea, caminando a lo largo de la Costa, llegamos a Haifa, el puerto industrial de Israel. Encontramos su nombre en el Talmud, y fue cruce de pueblos y culturas, como cananeos, fenicios, griegos y otomanos. Puerto industrial construido por los ingleses, la ciudad acoge dos grandes santuarios, el Centro de la Religión Ba´Hai y la Cueva de Elías, en el Monte Carmelo.  Aquí fue donde el profeta Elías, como nos narra el Libro Primero de los Reyes, venció a los profetas de Baal y logra probarle al  pueblo que el Dios de Israel es el verdadero Dios.

En el siglo XII un grupo de ermitaños, siguiendo el ejemplo del profeta Elías se establecen en el Monte Carmelo y consiguen el permiso del Obispo de Jerusalén para formar comunidad. Al concluir el período cruzado se van a trasladar a Europa donde el Papa Nicolás IV les va a dar el reconocimiento oficial para toda la Iglesia y comenzarán a extenderse bajo la advocación de la Virgen del Monte Carmelo, la Virgen del Carmen, la Estrella del Mar. El templo levantado por estos monjes va a sufrir diversas destrucciones. Cuando Napoleón emprende la campaña contra San Juan de Acre lo va a utilizar como hospital. A su partida los turcos lo van a destruir y matar a las personas que se encontraban acogidas a su auxilio. Los restos de soldados y monjes fueron sepultados frente a la entrada del Templo.

 


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