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Ester: Con Adiciones Deuterocanónicas


La acción del libro de Ester (=Est [dc]) se sitúa en Susa, una de las capitales del imperio persa, en tiempos del rey Asuero (Jerjes I). Se narra cómo el amalecita Amán, primer ministro del rey y enemigo de los judíos, quiso exterminarlos en todo el imperio, y cómo intervino el judío Mardoqueo, quien ya antes había salvado la vida al rey. En efecto, Mardoqueo obtuvo, con la ayuda de Ester (que había llegado a ser esposa del rey), la liberación de su pueblo, mientras que Amán recibió el castigo de su maldad. Al mismo tiempo se cuenta cómo los judíos establecieron la fiesta de Purim, en recuerdo de aquella liberación.

Varios aspectos de este libro llaman la atención al lector moderno, especialmente si es cristiano. Ante todo, en la forma hebrea del libro no se menciona explícitamente a Dios en ninguna parte. Es verdad que de manera implícita e indirecta se alude a su actuación (cf. Est 4.14). La fiesta de Purim, estrechamente relacionada con el libro, parece más una celebración profana, carácter que ha conservado hasta el presente. Tampoco se habla de Israel ni de su tierra, aunque sí de los "judíos" y de la diversas provincias del imperio persa. Resulta difícil situar los personajes y las acciones en la historia del reino persa que conocemos por otras fuentes. La intención de Amán de exterminar a los judíos no parece conciliarse con la tolerancia de los reyes persas (recuérdese lo que se dice de Ciro en 2 Cr 36.22-23; Is 45). Finalmente, las matanzas ejecutadas por los judíos según Est 9 nos resultan sorprendentes, tanto desde un punto de vista histórico como religioso.

Para el tema general del libro, parece que se ha tomado como base la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y el establecimiento de la fiesta de Pascua, cuando Dios produjo un vuelco total de la historia. Este tema aparece aquí traspuesto a una situación posterior, la del judaísmo en la diáspora del imperio persa; y los intermediarios son Mardoqueo y Ester. La fiesta es la de Purim.

Quizá deba leerse el presente libro como una parábola que, sin mencionar directamente a Dios, expone su actuación salvadora en favor del pueblo judío realizada por personajes humanos: Mardoqueo, Ester y el rey Asuero, en circunstancias que se dieron más de una vez en la historia de Israel.

De todas maneras, no debemos buscar las enseñanzas evangélicas en este libro, nacido en otras circunstancias y con otros intereses. Sobre el tema del castigo de los malvados, véase la Introducción a los Salmos.

Se ha pensado que el libro pudo haber sido compuesto al final del periodo persa (siglo IV a.C) o en el tiempo de la dominación griega (entre los años 332 y 63 a.C.). En todo caso, en alguna de las regiones de la diáspora, fuera de Palestina.

Sin duda, a la misma tradición judía resultaron extraños algunos aspectos del libro, y así tenemos una versión griega bastante diferente del texto hebreo. El texto griego, además de tener todo lo que se encuentra en el hebreo, incorpora ciertos trozos añadidos por algún redactor posterior. Tales adiciones reflejan una preocupación por acentuar el carácter religioso del libro; mencionan varias veces el nombre de Dios, a quien se atribuye explícitamente la ayuda que los judíos reciben para quedar libres del peligro que les amenazaba, e insisten en la oración de los personajes judíos y en otros temas tradicionales de la fe de Israel. Además, amplían literariamente el relato original.

La redacción griega debió de hacerse en el periodo helenístico y en algún lugar de la diáspora griega.