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Las Epístolas de San Pablo: II Carta a los Corintios

Después de la carta enviada por Pablo a la iglesia de Corinto, que conocemos como 1 Corintios (véase Introducción a esa carta), las relaciones entre Pablo y esta comunidad se vieron afectadas por diversos acontecimientos, que solo podemos entrever por las alusiones hechas en 2 Corintios). En efecto, Pablo dedica gran parte de ella a hacer una defensa de su autoridad como apóstol y de sus actitudes respecto de aquella comunidad.

De 2 Corintios se deduce que, después de haber escrito 1 Corintios, Pablo visitó Corinto por segunda vez, preocupado sin duda por la situación de la iglesia. Esta visita debió de ser muy breve y, al parecer, no tuvo el efecto deseado. Más aún, durante ella y en forma directa (o más tarde, indirectamente), alguien lanzó un serio ataque contra la autoridad de Pablo, sin que la comunidad se pusiera de parte del apóstol.

Él les envió desde Éfeso una carta muy severa, escrita en medio de gran aflicción, para hacer que recapacitasen sobre la actitud que habían tomado y castigaran al culpable. Esa carta fue encomendada a Tito, con el encargo de restablecer el orden en la comunidad. El viaje de Tito tuvo pleno éxito.

Pablo salió de Éfeso para Tróade, donde esperaba verse con Tito. Al no encontrarlo allí, se dirigió a Macedonia. Tito llegó a Macedonia y le informó de la situación. Los corintios habían reconocido su error y habían castigado al ofensor. Sin embargo, todavía quedaban ciertas suspicacias que era necesario eliminar. Algunos acusaban a Pablo de no cumplir su palabra, ya que no había realizado la larga visita que les había anunciado en 1 Co 16.5-7. Por otra parte, parece que habían llegado de Palestina algunos misioneros judíos que negaban los títulos y la autoridad de Pablo en Corinto, y que le atribuían intenciones no muy rectas.

En tales circunstancias escribe Pablo esta carta que hoy conocemos como 2 Corintios. En ella hace una larga defensa de sus títulos como apóstol y de su autoridad, y renueva su reconciliación con la comunidad, después de la ofensa recibida.

Además les anuncia una tercera visita y los anima a continuar organizando la colecta en favor de los cristianos pobres de Jerusalén (2 Co 8-9).

En la carta se distinguen tres secciones principales, aparte de la introducción (1.1-11) y la conclusión (13.11-13).

En la primera sección, Pablo hace ante todo una defensa de su actitud, al haber cambiado sus planes de viaje. En seguida les explica cómo entiende él su misión apostólica al servicio de Jesucristo (3.1–6.10) y, finalmente, afirma su reconciliación con la comunidad, después de los penosos incidentes acaecidos La segunda sección se refiere a la colecta en favor de los cristianos de Jerusalén. Pablo anima a los corintios a ser generosos, y les habla de las personas que han de ayudarlos a organizar esta colecta.

La tercera sección es una nueva defensa de los títulos y autoridad de Pablo, negados por algunos. El tono aquí es más vehemente y directo.

Ciertas interrupciones en el desarrollo de las ideas, algunas repeticiones en los caps. 8–9, y la renovación del tema de la defensa en los caps. 10–13 (pero con diferente tono y, hasta cierto punto, con diversas perspectivas), plantean algunos interrogantes sobre la unidad literaria de la carta.

Algunos explican estas peculiaridades suponiendo que la redacción no se hizo en forma continua. Otros piensan que en esta carta tenemos reunidos fragmentos de diversos escritos de Pablo, redactados en diferentes circunstancias.